La piel de nopal, en la actualidad, se emplea en la confección de una amplia gama de productos, como asientos de automóviles, calzado, bolsos e incluso prendas de vestir.
“Lo interesante de nuestro producto es que se pueden hacer carteras, asientos para carros o cintos. La resistencia se puede mejorar, se puede hacer como lo pida el cliente, y se puede comparar con la piel animal, con la piel sintética. Es transpirable, pero en este caso no matamos animales, y la huella ambiental es nula, es cien por ciento orgánica. Los estudios marcan que nuestra piel, nuestro material, puede tener hasta 10 años de vida”, comenta.
Se cultiva de forma orgánica y se somete a un proceso artesanal que incluye la cosecha, limpieza, trituración y secado al sol durante tres días antes de su procesamiento. Además, se tiñe con tintes naturales, lo que respalda aún más su carácter ecológico.
Este cuero vegano cuenta con la certificación de ser completamente orgánico y se caracteriza por su notable durabilidad, según detalló Adrián López Velarde, uno de los creadores del producto. “Por medio de la sustentabilidad y el reciclaje, rescatamos el desperdicio que ya está ahí para darle una segunda vida”, comenta.
En Europa, la piel de nopal producida en México ha ganado notoriedad gracias a su innovación y versatilidad, cosechando varios premios en el continente. Marte Cázarez y Adrián López Velarde son los emprendedores detrás de Desserto, Cactus Leather, una empresa que convierte este cactus en una piel sintética.
En marzo de 2020, Desserto se alzó con el VII Premio Internacional Green Product Award 2020 en Múnich, Alemania, superando a mil 463 productos de 52 países. Ya en octubre de 2019, obtuvo reconocimiento en la feria Lineapelle 2019 en Milán, Italia.
Recientemente, en Mónaco, su destacada contribución a la sostenibilidad fue reconocida con el Premio Internacional a la Sustentabilidad durante la Monte-Carlo Fashion Week.
Esta es una muestra más de que podemos lograr un equilibrio para aprovechar nuestros recursos de forma natural, con procesos amigables con el medio ambiente y que el producirlos no cueste más que lo que tardan en descomponerse.